corazon con alas

La pasión domina el inicio de tus relaciones, sufres con amores imposibles,  en la soledad mueres de melancolía por el ser amado, y cuando te sientes comprometido te entra  pánico?  Bienvenido al club de huidiz@s….

Este estilo afectivo es muy abundante en estos tiempos, la sociedad individualista y el estilo de vida autónomo e independiente favorecen esta dinámica a la hora de estar en pareja.

¿Qué caracteriza este estilo afectivo?

Principalmente el miedo a abandonarse a una relación. La persona huidiza tiene un buen nivel de autoestima, y poca confianza en los demás, por eso prefiere controlar que entregarse emocionalmente, y por eso puede parecer algo distante. Paradógicamente son personas muy apasionadas, que buscan grandes enamoramientos y cuando lo hacen sus emociones son como fuegos artificiales. Sus emociones son sinceras, pero algo superficiales e inestables. El problema es que tienen unas expectativas muy altas, buscan algo tan especial que no existe, su principal motivación es la  PASIÓN, sentir siempre las mariposas en el estómago, algo que parece bastante incompatible con una relación a largo plazo.

Podría decirse que el huidizo está enganchado a la sensación de estar enamorado. Le resulta difícil crear vínculos íntimos, por eso suele enamorarse de amores imposibles, con los que puede fantasear, sufrir por amor en la distancia, sin la ansiedad que les provoca el compromiso. Mientras no se sienten comprometidas las personas huidizas aman con  intensidad. Cuando la relación se vuelve rutinaria, segura en el sentido de que se saben amados, entonces la pasión de esfuma, y aparece la ansiedad… pero por qué? Porque elegir quedarse con esa persona que nos ama significa renunciar, limitarse, es cerrar la posibilidad de volver a apasionarse…

Es importante entender esta dinámica para no etiquetar a la persona huidiza como frívola y superficial, insensible o promiscua. En realidad hay un gran sufrimiento, pues cuando están enamoradas se sienten enérgicas y valientes, pero cuando les falta el amor se sienten vacías y sin motivación.

¿Qué hay detrás de este comportamiento?

En general suelen ser personas que en la infancia han tenido el amor incondicional de su madre, con pocos límites y algo consentidas, por eso esperan que el amor les llegue sin esforzarse. También hay  personas con patrón huidizo que han recibido lo contrario, una infancia en que les ha faltado la atención de sus padres, y han sufrido cierto distanciamiento emocional (estilo ambivalente de Bowlby).

 ¿Y esto tiene solución?

Pues sí, estas son algunas ideas de por dónde se puede empezar:

  • Tener un buen autoconocimiento, saber qué nos está pasando, interpretar nuestras emociones  nos permitirá poder decidir libremente sin los condicionamientos del pasado. Ser libres para elegir es un ejercicio de responsabilidad, y por tanto de madurez. Sólo podremos mantener relaciones maduras si somos personas maduras. Ello exige conocerse, aceptarse y comprometerse en el cambio y la mejora continua.
  • Superar algunas creencias limitadoras que nos permitan pasar del amor romántico al amor realista para evitar frustraciones y confusión: Que la pareja es el mejor estado posible, que en las relaciones no caben las dudas o los conflictos, que el amor verdadero es  para siempre, que existe una persona (media naranja) que colmará nuestra felicidad y nos hará seres completos... Actualmente las relaciones se rigen por el principio de incertidumbre y exigen esfuerzo, dedicación, voluntad de mejora y compromiso.
  • Crear intimidad. La intimidad es la capacidad de verbalizar sentimientos, de expresar afecto, de tocar y ser tocados, se trata de establecer un vínculo profundo con otra persona. La intimidad implica descubrimiento profundo, igualdad y reciprocidad. Sólo podemos abrirnos a otra persona si tenemos una identidad realizada, un YO seguro que no tema ser evaluado, herido, o no aceptado. La intimidad fortalece la confianza y el vínculo afectivo.
  • Desarrollar atención consciente. Con esto me refiero a entrenarte en estar en el  presente, en el “aquí y ahora”. De esta manera somos más auténticos, vivimos más plenamente, disfrutamos de lo que tenemos ahora, y no nos dejamos llevar por pensamientos del pasado o del futuro, que frecuentemente idealizamos y que nos impiden valorar lo que tenemos ahora. Ser capaces de estar en el “aquí y ahora” nos hace más libres.

Para profundizar en el tema puedes consultar:

Cuanto te quiero – Xavier Guix

Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos– Zygmunt Bauman

La construcción sociocultural del amor- Coral Herrera